Introducción
En nuestro viaje como guerreros de la EM, mantener la motivación no es sólo un deseo pasajero, sino un salvavidas crucial.
El poder del pensamiento positivo es profundo y no sólo determina nuestra mentalidad, sino también nuestra capacidad para superar los retos que plantea la esclerosis múltiple (EM).
A medida que profundizamos en las estrategias para cultivar una mentalidad positiva en medio de las pruebas de la EM, descubrimos la importancia de mantener la motivación para el éxito a largo plazo.
Entender la motivación
En esencia, la motivación es lo que nos mueve a actuar. Es la energía que hay detrás de nuestros comportamientos, que influye en nuestras decisiones, elecciones y persistencia en la consecución de nuestros objetivos.
Para los guerreros de la esclerosis múltiple, la motivación desempeña un papel especialmente importante cuando nos enfrentamos a las complejidades de vivir con una enfermedad crónica.
Un aspecto clave para entender la motivación es reconocer la distinción entre motivación intrínseca y extrínseca.
La motivación intrínseca se refiere a los factores internos que nos impulsan a participar en una actividad o perseguir un objetivo porque es intrínsecamente gratificante o se alinea con nuestros valores e intereses personales. La motivación intrínseca surge de nuestro interior, de un deseo genuino de experimentar placer, satisfacción o realización personal.
Por otro lado, la motivación extrínseca implica factores externos que influyen en nuestro comportamiento, como recompensas, elogios, reconocimiento o expectativas sociales. La motivación extrínseca surge de fuentes externas y puede incluir recompensas tangibles como dinero o premios, así como la aprobación social o el miedo al castigo.
Aunque la motivación extrínseca puede ser eficaz para iniciar un comportamiento, es posible que no mantenga la implicación o el compromiso a largo plazo.
Para mantener la motivación, es esencial comprender su intrincada dinámica. La motivación es la fuerza que impulsa nuestras acciones y nos empuja hacia nuestros objetivos incluso ante la adversidad. Es imprescindible distinguir entre la motivación intrínseca, que surge de deseos y valores internos, y la motivación extrínseca, que procede de recompensas o presiones externas.
La función de la mentalidad
Nuestra mentalidad desempeña un papel fundamental a la hora de determinar nuestros niveles de motivación.
Una mentalidad de crecimiento, caracterizada por la creencia en nuestra capacidad para aprender y crecer a partir de los retos, fomenta la resiliencia y mantiene la motivación a lo largo del tiempo.
Al cultivar una mentalidad de crecimiento, replanteamos los obstáculos como oportunidades de crecimiento, lo que nos permite persistir ante los contratiempos. Por el contrario, una mentalidad fija se caracteriza por la creencia de que nuestras capacidades e inteligencia son rasgos estáticos que no pueden modificarse.
Las personas con una mentalidad fija pueden ver los retos como amenazas a su autoestima o competencia, lo que conduce a comportamientos de evitación o miedo al fracaso. Esta mentalidad puede socavar la motivación, ya que la atención se desplaza del aprendizaje y la mejora a demostrar las propias capacidades o evitar los errores.
Por ello, las personas con una mentalidad fija pueden tener dificultades para mantener la motivación cuando se enfrentan a dificultades, ya que los contratiempos se perciben como una prueba de las limitaciones inherentes.
La diferencia entre una mentalidad de crecimiento y una mentalidad fija radica en cómo percibimos los retos, los contratiempos y la retroalimentación.
Mientras que una mentalidad de crecimiento acepta los retos como oportunidades para aprender y desarrollar nuevas habilidades, una mentalidad fija los ve como indicadores de limitaciones o deficiencias inherentes.
Cultivar una mentalidad de crecimiento implica fomentar la creencia en nuestra capacidad de crecimiento y mejora, afrontar los retos con resiliencia y perseverancia, y replantear los fracasos como valiosas experiencias de aprendizaje.
Al adoptar una mentalidad de crecimiento, desbloqueamos nuestro potencial de crecimiento personal y profesional, lo que conduce a una mayor motivación, resistencia y realización ante la adversidad.
Establecer objetivos claros
Los objetivos claros y alcanzables nos proporcionan dirección y propósito, alimentando nuestra motivación.
Estrategias como el establecimiento de objetivos SMART (específicos, mensurables, alcanzables, realistas y sujetos a un plazo) nos permiten establecer objetivos significativos que nos impulsan en nuestro viaje con la EM.
Establecer objetivos claros y alcanzables es fundamental para mantener la motivación, sobre todo ante los retos que plantea la EM. Estos objetivos sirven como faros que nos guían, ofreciéndonos dirección y enfoque en medio de la incertidumbre.
Al delinear objetivos específicos, no sólo clarificamos nuestras intenciones, sino que también sentamos las bases para dar pasos factibles hacia su consecución.
Los criterios SMART ofrecen un enfoque estructurado de la fijación de objetivos que aumenta la claridad y la eficacia. Los objetivos específicos describen con precisión lo que pretendemos conseguir, sin dejar lugar a la ambigüedad o la confusión.
Si nos atenemos a los criterios SMART, podremos fijarnos objetivos que no sólo sean significativos, sino también factibles, maximizando así nuestro potencial de éxito a pesar de los retos que plantea la EM.
Superar obstáculos
Identificar y abordar los obstáculos habituales a la motivación es esencial para mantener el impulso.
Técnicas como dividir las tareas en pasos más pequeños y manejables y replantear los contratiempos como experiencias de aprendizaje nos ayudan a superar los retos y a resistir ante la adversidad. Incorporar prácticas de gratitud a nuestra rutina diaria también puede mejorar significativamente nuestros niveles de motivación.
Al reconocer y apreciar las bendiciones de nuestra vida, cultivamos una perspectiva positiva que alimenta nuestra determinación para superar los obstáculos y perseguir nuestros objetivos con vigor.
Visualizando el éxito
Visualizar el éxito mediante el uso de imágenes mentales es una técnica poderosa que puede amplificar nuestra motivación e impulso.
A continuación te explicamos cómo incorporar la visualización a tu rutina:
Reserva tiempo: Designa un espacio tranquilo y sin interrupciones donde puedas concentrarte en la visualización sin distracciones.
Aclara tus objetivos: Comienza por definir claramente los objetivos específicos que deseas visualizar. Tanto si se trata de superar un reto relacionado con la EM como de lograr un hito personal, es esencial tener claros los objetivos.
Técnicas de relajación: Practica técnicas de relajación como la respiración profunda o la relajación muscular progresiva para calmar la mente y el cuerpo antes de la visualización.
Crea imágenes mentales: Cierra los ojos y crea una imagen mental vívida del logro con éxito de tus objetivos. Imagina las imágenes, los sonidos y las sensaciones asociadas a este logro.
Activa todos los sentidos: Incorpora todos tus sentidos al proceso de visualización. Visualiza lo que ves, oyes, sientes e incluso hueles en este momento de éxito.
Acepta las emociones: Permítete experimentar las emociones asociadas a la consecución de tus objetivos. Ya sea alegría, orgullo o alivio, sumérjete por completo en estos sentimientos positivos.
Repetición: Practica la visualización con regularidad, idealmente incorporándola a tu rutina diaria. La repetición fortalece las vías neuronales asociadas a tus objetivos, reforzando tu creencia en que son alcanzables.
Utiliza tableros de visión (Vision Boards): Además de las imágenes mentales, considera la posibilidad de crear un tablero de visión físico o digital que represente visualmente tus objetivos. Incluye imágenes, citas y afirmaciones que te inspiren y motiven.
Revisar y ajustar: Revisa periódicamente tu práctica de visualización y ajústala según sea necesario. A medida que tus objetivos evolucionan o las circunstancias cambian, asegúrate de que tu visualización se ajusta a tus aspiraciones actuales.
Si sigues estos pasos y te comprometes a practicar la visualización con regularidad, podrás aprovechar el poder de las imágenes mentales para aumentar tu motivación y acelerar el progreso hacia la consecución de tus objetivos, incluso en medio de los retos que plantea la EM.
Conclusión
En conclusión, mantener la motivación en medio de los retos de la EM requiere un enfoque proactivo para cultivar una mentalidad positiva.
Comprendiendo la dinámica de la motivación, adoptando una mentalidad de crecimiento, estableciendo objetivos claros, superando obstáculos, practicando la gratitud, rodeándonos de positividad, visualizando el éxito, manteniendo el impulso y adoptando la autocompasión, nos capacitamos para adoptar una mentalidad positiva que nos impulse hacia el éxito de por vida.
Como guerreros de la esclerosis múltiple, apliquemos estas estrategias con valentía y determinación, sabiendo que nuestro camino no lo definen nuestras circunstancias, sino nuestra resiliencia y nuestro compromiso inquebrantable de prosperar a pesar de los retos a los que nos enfrentamos.
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